«Es como si tuviera muchas abuelas», dice Melina Vélez, estudiante de Enfermería, una de las voluntarias de la Fundación Poncemar que forma parte de la iniciativa puesta en marcha para aliviar la soledad no deseada de personas mayores. Acude cada semana a su encuentro intergeneracional en la residencia de ancianos de San Diego, en Lorca, donde la esperan en el patio una decena de octogenarias, en esta ocasión para la lectura de ‘El conde de Montecristo’, de Alejandro Dumas. «Cada una leemos una página y al final hacemos un comentario. Ya nos queda poco para terminar el libro», explica con entusiasmo María de los Ángeles Alonso, una de las residentes. «Me gusta que venga gente joven a vernos porque, si no, el día se hace demasiado largo», añade.
La Fundación Poncemar creó el pasado mes de abril el Banco de Voluntariado para el acompañamiento a personas mayores en situación de vulnerabilidad, abierto a quienes deseen dedicar su tiempo libre a mejorar la calidad de vida de los ancianos. Un total de 35 personas, sobre todo estudiantes y personas de mediana edad, se han sumado a la iniciativa. Acuden, además de a San Diego, a la residencia Domingo Sastre, al hospital Virgen del Alcázar, el centro de día de la Fundación Poncemar y a una docena de domicilios particulares. Cada uno elige la actividad que desea hacer y su periodicidad, según el tiempo libre del que disponga.
Además de la lectura, otras actividades para frenar el deterioro de la capacidad cognitiva de las personas mayores que realizan son talleres de manualidades, jugar una partida de bingo o simplemente darles conversación y ponerles al día de la actualidad. «Se adaptan al perfil de los destinatarios, que suelen ser muy receptivos a estas presencias externas», confirma a LA VERDAD la directora de la residencia San Diego, María José Navarro.
Otras 20 personas se encuentran recibiendo una formación previa para incorporarse al banco de voluntarios, que concluye con la firma de un compromiso de voluntariado. Aprenden a tratar a los ancianos según el tipo de envejecimiento y las limitaciones que sufran, asegura la psicóloga de la fundación, Ana Giménez. «Estamos muy satisfechos con la buena acogida de este proyecto», admite.
No reciben prestación económica alguna, pero a los universitarios se les reconoce con créditos CRAU de la Universidad de Murcia (por participar en actividades culturales y sociales) y el resto puede canjear ese tiempo empleado por descuentos en comercios y servicios de ocio y tiempo libre que se hayan adherido a la iniciativa de la fundación.
Giménez destaca que esta compensación queda en segundo plano porque lo más importantes es que siempre se crea un vínculo entre los voluntarios y los ancianos. Melina no puede ocultar su debilidad por Isabel Ruiz, otra residente de San Diego, que empieza a acusar los primeros síntomas de la enfermedad de alzhéimer. «Le he cogido mucho cariño; es como si fuera de mi familia», reconoce.
Todas aquellas personas que pasen tiempo con ‘nuestros abuelos’ no recibirán ninguna prestación económica, pero sí la opción de canjearlo por descuentos en comercios y servicios de ocio y tiempo libre adheridos a este programa.
La concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Lorca, María Dolores Chumillas ha presentado esta mañana junto a Ana Giménez Oliver, Psicóloga de la Fundación Poncemar, la directora de la Residencia San Diego, María José Navarro Sánchez, la Gerente del Hospital Virgen del Alcázar, Mª Dolores Lafuente, y a la directora de la Residencia Domingo Sastre, Juana María llamas, el Programa del Voluntariado de acompañamiento a personas mayores de Lorca, en situación de vulnerabilidad, puesto en marcha por esta entidad con la colaboración del Ayuntamiento de Lorca, quien, a través de la Concejalía del Mayor, contribuye a la difusión y consolidación de este voluntariado.
La edil de Servicios Sociales ha señalado que “el objetivo principal de este programa es aliviar la soledad no deseada a través de la promoción de un servicio de voluntariado esencialmente intergeneracional, fomentando para ello la autonomía y la mejora de la calidad de vida de las personas mayores a través de formación, desarrollo de habilidades y ocio, procurando un envejecimiento activo y saludable”.
Chumillas ha recordado que “el programa Banco Poncemar de Voluntariado está abierto a todas las personas, sin distinción de edad, que quieran poner a disposición su tiempo libre, ofreciendo compañía a los mayores de nuestra ciudad”.
Por su parte, la psicóloga de la Fundación Poncemar, Ana Giménez ha explicado que “la expresión de ‘Banco’ se utiliza simbólicamente ya que el voluntario, no recibe ninguna prestación económica, sino la opción de canjear ese tiempo empleado por descuentos en comercios y servicios de ocio y tiempo libre adheridos al voluntariado”.
Giménez ha detallado que “los centros que forman parte de este voluntariado y colaboran activamente en su ejecución, sin los que no sería posible, son Hospital Virgen del Alcázar, Residencia San Diego, Residencia Domingo Sastre del IMAS, así como el Servicio de Ayuda a Domicilio y Centro de Día de la Fundación Poncemar”.
El voluntario, previa formación, recibe unas claves específicas y a través de nuestra web registra su voluntariado en atención a la disponibilidad de los centros donde el servicio se presta. La Fundación Poncemar persigue con este programa crear una Lorca más solidaria y amigable, combatiendo la soledad y la exclusión social de las personas mayores.
La concejala de Servicios Sociales y Oenegés ha animado a todos a participar de este programa de voluntariado en el que además de acompañar a nuestros mayores podremos disfrutar de la experiencia de compartir las vivencias y andanzas de nuestros abuelos, así como establecer unos lazos de unión entre personas de diferentes generaciones.